viernes, 22 de julio de 2011

Economía creativa.

Resulta curioso que en un país con un enorme potencial en el ámbito creativo no se hable nada o muy poco de economía creativa. Más cuando necesitamos sectores que aporten de forma significativa a un nuevo modelo de desarrollo más competitivo. La economía creativa es un concepto que no se escucha en los debates políticos, ni en los medios de comunicación. Únicamente oímos hablar de industria cultural y, últimamente, envuelta en polémicas en torno a Internet, piratería y canon digital. Pero la economía creativa es mucho más. El propósito de estas líneas es llevar la atención a este sector de la economía con la intención de que descubramos lo mucho que nos puede aportar y que no estamos valorando.

Naciones Unidas, la Unión Europea y las principales economías del mundo: Estados Unidos, China, Reino Unido, Alemania... sí le están prestando gran atención desde hace una década. Según el Deparment for Culture, Media and Sport del Gobierno británico, pionero en poner en marcha un programa específico de impulso a la economía creativa, en 2008, este sector contribuye con un 7,3% a la economía británica, empleando a dos millones de personas.
Recientemente ha sido publicado el segundo reporte sobre economía creativa en 2010, promovido por Naciones Unidas. Este trabajo lleva como subtítulo A feasible development option, que podríamos traducir como una factible opción de desarrollo, y efectivamente, después de leer el informe, lo es.
En un escenario de crisis, este sector ha seguido creciendo en el ámbito mundial. En 2008, con la erupción de la crisis económica y financiera, mientras que el mercado global se contraía un 12% tras una caída espectacular de la demanda, las exportaciones mundiales de bienes y servicios creativos alcanzaba los 594.000 millones de dólares, con crecimientos superiores al 14% anual desde 2002 hasta 2008.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de economía creativa? Estamos hablando del sector de actividad que tiene que ver con los bienes y los servicios creativos, dentro de los que se incluirían las industrias culturales y creativas, pero también se abarcarían conceptos que se han desarrollado estos últimos años como: ciudades creativas, ecosistemas creativos, cluster creativos, distritos creativos, clase creativa...
Las industrias creativas, según Naciones Unidas, son los círculos de creación, producción y distribución de bienes y servicios que usan la creatividad y el capital intelectual como input principal. Aunque hay varias clasificaciones sobre qué actividades incluyen o no, nos estaríamos refiriendo a: publicidad, arquitectura, mercado del arte y las antigüedades, artesanía, diseño, moda, cine y vídeo, música, artes escénicas, editorial, software interactivo de entretenimiento, radio y televisión. Otras clasificaciones incluyen los deportes como espectáculo.

jueves, 21 de julio de 2011

Si detectas talento, ¡contrátalo!

Un servicio y una atención de calidad son claves para conseguir que nuestros negocios prosperen. Estos aspectos son especialmente importantes en determinados sectores, en los que se trabaja de cara al público, tratando diariamente con clientes, consumidores y usuarios. Por ello, para el éxito de toda empresa hay que atinar mucho en la selección de personal.
Una de las estrategias para acertar en la contratación es el método de la observación. Es decir, abre bien los ojos cuando acudes a algún establecimiento o aguza bien el oído cuando te atiendan telefónicamente.
Si el profesional que te está atendiendo te encandila, ¿por qué no? Ofrécele formar parte de tu empresa y capta el talento directamente, en el punto de venta. Esta fórmula la llevan a cabo no pocos empresarios, normalmente personas que gestionan pymes y que son conscientes de la importancia de tener en su equipo de trabajo con profesionales capacitados y que sepamos que van a responder bien a la actividad en cuestiónque desarrollamos.
No sería la primera ni la última vez que un cliente ofrece una nueva oportunidad laboral al camarero o camarera que le está sirviendo el café o a la persona que le atiende tras el teléfono para solicitar una cita.
Otras formas tradicionales para detectar empleados con gran potencial es el "boca a boca". Es decir, utilizar nuestros contactos y redes, hacer correr la voz sobre el puesto vacante, o futuro empleo libre, entre todos los empleados para que ellos busquen buenos candidatos en sus redes de amigos y conocidos. Hoy, con redes sociales en Internet la gente se conecta al instante con cientos de personas.
Son especialmente interesantes Facebook, Twitter y Linkedin. Sin lugar a dudas, el ciberespacio ha venido a revolucionar las técnicas de reclutamiento profesional.
Muy Pymes

miércoles, 20 de julio de 2011

¿Lo de la SGAE no estaba cantado? un grave problema de reputación

No es ninguna broma lo del título del post. Lo he titulado así sin ningún tipo de rima fácil, de verdad.

En general, toda situación de crisis que le toca vivir a una marca pasa por una primera fase que es la que se da cuando salta la crisis: sorpresa y estupor.

En el caso que quiero tratar hoy no sé si se da esta fase de sorpresa y estupor, ante el registro de la Sociedad General de Autores y Editores de España por parte de la guardia civil ante los indicios de desviación de fondos y supuestas prácticas corruptas.

Hace un tiempo la SGAE puso en marcha un manual de gestión de ética interno para mejorar su funcionamiento. Creo que dicho manual o no se llegó a realizar nunca o no se llegó a implantar nunca o que no se creyó en él.

La SGAE ha sido por naturaleza una entidad poco transparente y bastante opaca en sus maneras de hacer. Si no recuerdo mal es una de las entidades más odiadas por los españoles. Ha estado sometida a una visión 'con lupa'por parte de la sociedad y de los medios de comunicación que han 'querido hincar el diente'.

Parece que ahora las cosas van en serio porque según ha aparecido en los medios de comunicación, las supuestas prácticas corruptas son de muchos millones de euros y ya hay una persona, de las 9 detenidas inicialmente, que está ingresada en prisión con una fianza de 300.000€.

martes, 19 de julio de 2011

El automóvil mató a la industria de los sombreros

Muy poca gente lleva sombrero hoy en día. En cambio, hace apenas 6 o 7 décadas el uso de esta prenda estaba muy extendido. Protegía del sol, del frío e incluso de la lluvia de casi todos los viandantes. Incluso servía para marcar estatus social.
¿Qué pasó para que dejáramos de usarlos? Pues que dejamos de caminar por la calle y empezamos a desplazarnos en automóvil. Protegidos dentro de nuestros vehículos el sombrero se convirtió en un estorbo innecesario. Al principio solo unos pocos privilegiados utilizaban el coche. Estos  dejaron de usar sombreros y empezaron a marcar tendencia. Usar sombrero pasó a ser visto como un indicativo de pertenencia a una clase humilde o ser “de pueblo” y su uso quedó relegado.

Cuando surgió la industria del automóvil, pocos hubieran predicho su efecto sobre los sombreros. Y cuando esto ya estaba sucediendo, la propia industria tampoco entendía la “moda de ir sin sombrero”.
El mundo no para de cambiar y la tecnología cambia la forma en que vivimos y los productos que necesitamos. Todo inversor “Value” debe intentar comprender estos cambios por encima de los va y vienes de las cotizaciones, pues son estos los que marcan el valor de las empresas en el largo plazo.
Ahora mismo la industria del automóvil está cambiando. La tecnología eléctrica va a hacer su entrada y con ella muchas otras cosas se verán afectadas.
Adivinar que empresas automovilísticas saldrán vencedoras en este cambio es bastante complicado. Todas compiten con todas y lo más probable es que ninguna sea la clara vencedora.
Pero alrededor de la industria del automóvil giran muchas otras industrias y algunas van a ser las claras perdedoras.
¿Qué futuro tiene las empresas comercializadoras de combustibles? Si triunfan los coches eléctricos su futuro será cada vez más pequeño.
Aceites de motor, catalizadores, bujías, turbos, cambios de marcha. Todos estos productos que alguien fabrica pueden quedarse en los museos en unos pocos años. Aquellos que los fabrican tendrán que reinventarse o desaparecerán.
Por el contrario nuevas industrias y modelos de negocios van a surgir. El más evidente es el relacionado con las baterías, y también las compañías eléctricas verían sin duda aumentada su facturación. Pero puede haber otros menos llamativos aunque no por eso menos prometedores.
Los fabricantes de componentes eléctricos van a ser unos de los grandes beneficiados. Un coche eléctrico es algo más que un motor conectado a una batería. Necesita mucha electrónica de potencia para regular eficientemente el suministro y la recarga de electricidad. Esta es una industria madura -es una tecnología parecida a la de los trenes eléctricos- con unos jugadores bien establecidos, que van  a ver como su mercado aumenta enormemente de tamaño.
Las restricciones de consumo de los nuevos coches pueden suponer un cambio en los materiales que se van a utilizar para reducir el peso de estos, o cómo van a ser los neumáticos para disminuir la resistencia de rodadura al máximo.
Pero quizás lo más interesante se produzca en cómo va a cambiar nuestra forma de vida. Quizás los viajes de media distancia en coche se hagan más raros, y se opte más por el viaje en tren combinado con el alquiler de un coche eléctrico en destino. Compañías ferroviarias y de alquiler de coches podrían salir beneficiadas.
Si los tiempos de recarga de los coches siguen siendo tan largos, recargar en la calle por la noche puede no ser una opción viable. Esto podría aumentar la demanda de párkings en las ciudades.
Los grandes túneles, como el Eurotúnel, son ferroviarios debido a que la emisión de gases de los coches haría muy difícil su ventilación. Quizás veremos la proliferación de estos. También es posible que se cree una red de calles subterráneas en varios niveles en las ciudades, dejando la superficie para peatones y espacios verdes.
Quizás entonces volvamos a utilizar sombreros.
Grandes cambios, grandes oportunidades para quien mire el mundo con suficiente atención y curiosidad.
Gurus Blog

lunes, 18 de julio de 2011

Recordemos lo que aprendimos de niños

Si presionas el interruptor de la luz y no se enciende, puede que la bombilla se haya fundido, pero también puede ser que te equivocaras de interruptor. Aprendemos desde muy pequeños a enfrentarnos a estos problemas aunque a veces parece como si lo olvidáramos.
Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que acaba de publicar la revista Science demuestra que los niños de solo 16 meses saben cuando no son capaces de hacer algo correctamente y entonces piden ayuda. Y cuando descubren que el fallo no está en ellos buscan una solución.
Para analizar la capacidad de aprendizaje de bebés de 16 meses, los investigadores les mostraron juguetes de tres colores -verde, amarillo y rojo.
Cuando un científico accionaba un botón del juguete verde, sonaba música, pero cuando lo hacían los niños, no funcionaba.
Entonces, los pequeños creían que habían cometido un error y entregaban el juguete a sus padres para que les ayudaran.
En cambio, cuando los menores recibían el juguete amarillo y tampoco se oía música, deducían que el juguete no funcionaba y lo intentaban cambiar por el rojo.
Los científicos creen que los niños usan datos estadísticos para saber si han hecho algo mal o si el fallo está en el juguete.
En nuestro negocio nos enfrentamos a diario a situaciones semejantes a las que experimentaron estos chicos.
Situaciones en las que tenemos que determinar si el fallo es nuestro o está en nuestro entorno.
Si tenemos que pedir ayuda o no.
Pero no siempre acertamos con la misma facilidad que lo hacen los niños.
Por eso, quizá sea una buena idea volver a usar datos estadísticos y analizarlos para ver si necesitamos ayuda, tal como hacíamos de pequeños.
Fuente: MIT y Sinc.