jueves, 23 de mayo de 2013

Evitando la crisis del emprendedor forzosamente solitario.


Conociendo cada vez a más y más emprendedores, más y más ideas e historias de personas que con sus emprendimientos llegaron muy lejos, de nuevo identifiqué algo muy común, que además, me está sucediendo a mí.
Se trata del hecho de que muchos emprendedores, de forma repentina y a veces sorpresiva, quedan (y quedamos) forzosamente solos.
En algún momento, nuestras ideas provocan entusiasmo y convocan a muchas personas “interesadas” en trabajar en ellas, en unir fuerzas con nosotros y materializar todo, cambiar el mundo… Pero, para cuando es la hora de la verdad, la hora del trabajo intenso y sin ninguna recompensa sustancial inmediata, esas personas entusiastas y comprometidas abdican. Nos vemos solos.
Inversionistas no formales (el famoso círculo de amigos y familiares), así como colaboradores y asociados parecen verse disipados y disuadidos, su entusiasmo inicial se ve reemplazado por una gran baraja de excusas y justificaciones, y de forma casi coordinada todos se alejan del proyecto, dejándolo en la crisis del emprendedor forzosamente solitario.
De repente te ves a ti mismo, colega emprendedor, con una idea ya en marcha pero aún poco madura, con todo el despliegue estratégico y la visión completa en tu cabeza de cómo volver tu idea un modelo de negocio sostenible, pero sin el apoyo técnico, financiero y sin todo el conocimiento necesario para seguir sólo de ahí en adelante. Incluso si tuvieras cada habilidad, cada destreza y cada recurso necesario para continuar tú sólo, ¿acaso tendrías el tiempo de hacerlo todo tú?

“Crisis” es lo que pasa por tu cabeza, y con toda razón: ¡ es una crisis !
Pero aquí vienen las buenas noticias, la crisis es lo mejor que puede pasar para cualquier emprendedor, para cualquier proyecto de emprendimiento, para cualquier empresa exitosa. De esta crisis, surgirá tu verdadero negocio exitoso.
LA EPIFANÍA.
En esa crisis, al igual que me está sucediendo a mí en mis dos proyectos actuales, cada emprendedor encontrará una respuesta a la duda generalizada que como emprendedores tenemos desde el comienzo: ¿seré capaz? La epifanía llegará con fuerza y te provocará dolor de cabeza, y te hará saber en el momento más inesperado que SÍ ERES CAPAZ. Te mostrará de la manera más cruda y dolorosa que de nadie dependes y te abrirá los ojos frente a tu propio proyecto que agoniza: nadie distinto a ti puede ni sabe cómo rescatarlo.
La crisis del emprendedor forzosamente solitario NO PUEDE SER EVITADA, únicamente puede ser afrontada. Tendrás que tomar medidas drásticas, realizar esfuerzos aún mayores, y sobre todo, tendrás que tomar una decisión. Tendrás que escoger entre desmoralizarte, culpar a todo el mundo de la muerte de tu proyecto y olvidarte de que fuiste un honroso emprendedor, o alcanzar lo que tanto deseas aún cuando lo que venga a continuación se salga de tu plan predeterminado, usando lo que aprendiste y obtuviste de aquellos que ya no engrosan las filas de tu proyecto.
Busca otro trabajo para obtener más dinero, investiga y experimenta todo lo que sea necesario, ve más allá y hazlo posible; a medida que el proyecto siga madurando y evolucionando, atraerá más y mejores personas, más y mejores capitales, y se hará realidad lo que está en tu cabeza.
La decisión es tuya, emprendedor.

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