lunes, 9 de mayo de 2016

La comunicación ha cambiado, amigo Sancho

--Presta atención, Sancho, amigo, porque donde una puerta se cierra, otra se abre y aunque bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, que es libre nuestro albedrío, vengo a encomendarte una industria que escapa a mis conocimientos.
Recoge presto esas máquinas infernales que usas y lanza a los cuatro vientos mensajes a mi amada Dulcinea. Porfía en ello con tuits y retuits. No desfallezcas en llenar de likes cualesquiera de sus ocurrencias sin par. Haz fotos de mi galanura a lomos de Rocinante, con yelmo y armadura, para embelesarla en Instagram? y envíale un whatsapp que diga: "¡Oh señora de la fermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo"? y no olvides el aderezo de los más graciosos emoticonos que en el mundo existan.

Siempre he pensado que sería un interesante ejercicio de imaginación y creatividad poner en manos de Don Quijote y Sancho la tecnología que hoy tenemos para comunicarnos y colocar sus aventuras en un mundo digitalizado. Veo un Don Quijote con aires de hipster de la Triste Figura venido a menos; a Sancho como un proyecto de hacker, adicto a la Tor y a eBay, y a Dulcinea como una millennial pegada a una pantalla, que terminaría, sin duda, por ignorar las constantes llamadas por Skype del Ingenioso Hidalgo y por bloquear al de La Mancha en las redes sociales.
Lo cierto es que las andanzas de nuestro personaje más universal, siendo las mismas, parecerían otras y Cervantes quizá pasaría a deber su fama a su actividad como Youtuber o bloguero.
Mucho ha cambiado la comunicación, no ya en siglos sino en apenas un par de décadas, y no tanto en el objetivo que es su razón de ser sino en los procesos que permiten al mensaje hacer su recorrido de emisor a receptor. Hoy adquiere especial significado la famosa afirmación de McLuhan "el medio es el mensaje" y las siguientes características de la comunicación actual que me permito resaltar, si bien no son las únicas, creo que ilustran bien los cambios y el protagonismo del soporte, situado ya a la misma altura que el mismo contenido.

Cuando "leer entre líneas" forma parte del mensaje

La expresión tradicionalmente se ha usado para manifestar la necesidad de intuir o vislumbrar la intencionalidad del emisor, no dicha expresamente, pero sí presente en el contenido. Hoy, sin embargo, la lectura "entre líneas" es una realidad con un nombre bastante descriptivo: HIPERTEXTO.
La comunicación ahora es un tronco que no se entiende sin sus ramas. Los enlaces a otros contenidos complementarios que podemos añadir, sin mostrar, a cualquier elemento (texto, imagen...) puede enriquecer el mensaje hasta límites casi infinitos. Esta ramificación por un lado permite ahorrar digresiones en el mensaje principal, sin renunciar a completarlo, y ofrecer al destinatario un contenido mucho más completo. Dicho en términos simples, el hipertexto equivale a las notas a pie de página impresa pero sin límites de espacio ni de formato. La lectura de un texto sobre una pantalla, por tanto, ya no es lineal sino fragmentada porque, a golpe de clic, llegamos a otros contenidos que van engrosando el mensaje de partida. Además, el hecho de que los hipervínculos destaquen en un color diferente provoca, como en unos apuntes con subrayados, una lectura selectiva. Una de las consecuencias de esta forma hipertextual de componer el mensaje es que, en mi opinión, se tiende a sacrificar la argumentación para priorizar el dato, que puede crecer de forma exponencial a partir de los vínculos incorporados.

Quieras o no, "te vas a enterar"

La palabra mágica es "compartir". Cada vez parece tener menos sentido hablarle a "alguien", así en singular. Ahora, ironías de la tecnología, la virtud cristiana de dar al que no tiene viene por defecto en cualquier contenido al que accedamos en internet y debemos incorporarla, casi por obligación, a los que nosotros mismos creemos. Solo el email es, de partida, one to one, aunque también contamos con la posibilidad de incluir Copia a otros destinatarios, e incluso con la de enviar Copias Ocultas a destinatarios no confesables, algo que siempre tuvo para mí un cierto halo de traición.
El paradigma de la comunicación compartida son las Redes Sociales. Su sentido está en tener "amigos", crear "grupos", acumular seguidores, conseguir que tus mensajes se difundan... y todo aquello que sirva para hacer bueno el concepto de "red", es decir, de participación colectiva. La privacidad está casi dejando de ser un valor, para convertirse en algo innecesario o al menos prescindible; al contrario, el éxito está en que tú y todo lo tuyo se conozca y comente. Y eso, como era de esperar, también tiene consecuencias no deseadas; algunas, por ejemplo, las encontramos con frecuencia en la sección de sucesos de los periódicos y en las oficinas donde se desarrollan procesos de selección laboral. Ocurre cuando compartir se convierte en desperdigar y nuestra vida pasar a forma parte de un escaparate tan sugerente como, a veces, impúdico.

Ya nos veremos,... seguro.

El tercer rasgo de la comunicación en nuestros días es la multipantalla para un medio único. La prensa, la radio, la TV, el correo, los libros, la música, la fotografía?, en fin, los medios que el ser humano ha ido desarrollando y usando para comunicarse confluyen, de forma cada vez más abundante e indiscutible, en uno solo: el medio digital. La comunicación off line es mucho más limitada, en tiempo y espacio, que la comunicación on line. Por eso los contenidos deben transmitirse ya con la inmediatez y el alcance que internet nos ofrece.
Este único medio de confluencia, a su vez, se nos ofrece en multipantalla. El móvil, la tablet, el ordenador y las abundantes pantallas que el internet de las cosas van desperdigando por nuestra vida (desde el coche al frigorífico) son nuestro permanente foco de atención. El 21% de los jóvenes está en riesgo de ser adicto a las nuevas tecnologías, las consultas de los fisioterapeutas se llenan depersonas con problemas cervicales por el tiempo que pasan inclinados sobre las pantallas, los pulgares de los jóvenes son ya más musculosos por el uso superior que hacen de ellos para escribir mensajes en las pantallas? La misma naturaleza, en fin, la conocemos más por la fotografía que nos sirve de salvapantallas que por el tiempo que dedicamos a disfrutarla "en directo".

¿El medio es hoy el mensaje? Y si no lo es, Mr. McLuhan, estamos muy cerca.

El conocido aforismo de Marshall McLuhan "el medio es el mensaje" es el título del primer capítulo de su estudio más influyente, Understanding Media: The Extensions of Man, publicado por primera vez en 1964. El Profesor de la Univ. de Nueva York Lance Strate sostiene que al decir que "el medio es el mensaje", McLuhan estaba resaltando que tenemos la tendencia de prestar atención al contenido y a ignorar el medio, pero es el medio el que juega un papel más significativo, el que tiene un efecto mayor. Hoy día quizá podamos ver de manera más clara que es la interconectividad que permite internet lo que tiene relevancia especial, y no un tuit en particular o el nuevo post que alguien colgó a la hora de comer, o un tutorial en You Tube o una página web para comprar un producto u otro.
Creo que el "always on" (siempre conectados), que ahora conduce nuestro día a día, está pasando a ser un valor superior a los mismos mensajes y contenidos. Incluso el silencio exige hoy ser un silencio "on line".
La nomofobia es la respuesta a una patología contemplada entre las adicciones como es la dependencia limitante y enfermiza con el teléfono móvil. Quien la padece tiene terror más a no disponer del dispositivo al alcance de su mano que a perderse los últimos whatsapps o tuits de sus contactos. El medio adquiere pues connotaciones de mensaje en sí mismo. Los soportes digitales son más que vehículos para transmitir información; son parte de nuestra identidad. No tengo nada que decirte pero poseo todas las pantallas posibles para hacerlo?, y con eso te lo digo todo.
No sabemos qué hubiera hecho Don Quijote por aquellos campos de La Mancha si entonces hubiera existido internet. ¿Quizá escribir un blog de viajes? ¿Tal vez comprar algún vuelo low cost al Toboso? Yo creo que simplemente desesperarse por encontrar una señal wifi a la que conectarse.

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